La floración del cerezo es uno de los acontecimientos del año. Cada primavera, los cerezos en flor en la Vall de la Gallinera, en la Marina Alta, nos regalan un espectáculo. Es un fenómeno que suele darse entre mediados de marzo y principios de abril, pero todo depende de la climatología.
La Costa Blanca Norte en general y Cumbre del Sol en particular es uno de los lugares con más encanto a nivel nacional a nivel de playas y calas, pero también lo es su interior. Estamos ante uno de los mejores puntos de España para ver los cerezos en flor. Así lo reconocen tanto la Oficina de Turismo de la Comunitat Valenciana como publicaciones de viajes como Condé Nast Traveler. La comarca se codea con localizaciones referentes a nivel nacional como Alfarnate, en Málaga, el Valle del Jerte, en Cáceres, El Hornillo en Ávila y el Valle de las Caderechas en Burgos como una de las mejores para ver este espectáculo de la naturaleza.
Históricamente reconocida como región productora de cerezas, La Vall de Gallinera es un pequeño municipio de 570 habitantes situado en un valle. Por él transita el río Gallinera, que está rodeado por montañas como la Sierra del Almirante, la Sierra de la Albureca y la Sierra Foradada.
Benirrama, Benialí, Benissivà, Benitaia, La Carroja, Alpatró, Llombai y Benissili conforman este lugar desde donde se puede disfrutar de un espectáculo único en la Comunitat Valenciana realizando la “Ruta de los 8 pueblos”. La mejor forma de descubrir este paraje pasando por fuentes, abrevaderos, callejuelas con encanto, campo y, como no, cerezos. ¡Te contamos cómo hacerla!
Conoce el interior de la Costa Blanca Norte
La “Ruta dels 8 Pobles” es una ruta que se puede realizar en cualquier época del año, aunque, como decimos, es especialmente recomendable en marzo, coincidiendo con la floración de los cerezos que tiñen de blanco las laderas de la Vall de Gallinera.
Se trata de una excursión lineal de 14 kilómetros de longitud, aunque podemos realizar solo el tramo que nos interese. La ruta está señalizada y discurre principalmente por caminos agrícolas asfaltados, con desniveles suaves (salvo alguna pequeña excepción), por lo que es perfecta para realizar con niños/as en uno de esos domingos soleados que invitan a realizar actividades en familia.
Eso sí, al no tratarse de una ruta circular el recorrido total (ida y vuelta) es de 28 kilómetros y puede ser demasiado si lo que queremos es simplemente disfrutar del paraje. Por eso recomendamos dos opciones:
- Si vamos en coche, dejar un coche al comienzo y otro al final de la ruta, para así poder realizar los 14 km de forma íntegra.
- Realizar solo una parte de la ruta. En este caso, podemos comenzar en cualquiera de los pueblos. Lo más interesante es hacerlo en los pueblos centrales, que son los que cuentan con más servicios y opciones si luego queremos parar a comer, como Benialí, donde se encuentra el Ayuntamiento de La Vall.
Uno de los mayores alicientes del trayecto lo constituyen las incontables fuentes que encontramos a lo largo del camino que brotan frescas y transparentes desde las peñas de la Serra Foradà, en el margen sur del valle y desde la Serra de l’Almirall, que cierra el valle hacia el norte. La ruta está señalizada en todo momento. En cada núcleo urbano encontramos un panel informativo, así como postes indicadores cada cierto tiempo.
En definitiva, una ruta para todo tipo de gustos, que podemos hacer andando (en la que podremos ver más fuentes, lavaderos y disfrutar un poco más de la naturaleza de este precioso valle) o en coche y así poder disfrutar más de los pueblos en sí.
Una zona cuidada, con mucha historia y patrimonio arquitectónico, artístico y natural. Un paisaje espectacular, con altas montañas y lleno de vida. No se nos ocurre un mejor plan cerca para la entrada de la primavera que dejarse caer por estos ocho pueblos con la floración del cerezo como invitada especial.
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